Sin alarmas, sin sorpresas.

   Me gustaría tener una varita mágica. No para ser millonaria, no para ser más linda. Sí para que me pasen las cosas que deseo. Es que estoy tan cansada de que lo que quiero me salga mal. Y juro que no depende de mí, porque desde el principio tiro mis cartas sobre la mesa. Depende de vos cuál elegís. Pero siempre, siempre, elegís la equivocada, la que menos me hace bien.
   ¿Y yo qué? ¿a nadie le importa cómo me siento?
   De repente empiezo a pensar de otra manera; empiezo a rendirme, a mirar para otro lado. Pero vos me seguís a todas partes ¿En qué momento me pusiste esta cadena?

   Si no te molesta, prefiero que te decidas ahora. Mirame a los ojos, dale. Decime que no te importa. Decime que me imaginé todo. Pero hacé algo. Es tu silencio el que me mata.

Everybody hurts, sometimes.